Miel de abeja

Desde la antigüedad, civilizaciones del antiguo Egipto, Grecia, Roma y México la consideraron como uno de los tesoros de la belleza.

Es utilzada en cosmética para el cuidado del cutis, del pelo y la piel en general.

Tiene un gran poder humectante, gracias a su alto contenido en azucar y sirve como bálsamo limpiador por su contenido en ceras, azucares y minerales.
Entre sus múltiples propiedades también destaca la de antioxidante, protector contra los rayos solares y regeneradora de pieles secas y marchitas.
Es bactericida y antiséptico ideal para pieles sensibles y unido a su capacidad para cicatrizar un buen aliado en los tratamientos contra el acné.

Está recomendado para todo tipo de pieles.

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